La prueba más dura de su vida se estaba presentando. Sus redes sociales estaban inundadas de mensajes preguntando por él y su familia, pero en su corazón intuía que muchos eran producto de la curiosidad o la morbosidad, así que prefirió no responder a ninguno ni siquiera con un like.
Arrastrando los pies fue hacia la puerta para asomarse al mundo que ahora lucía tan oscuro y desesperanzador. Abajo de la puerta una nota: “Este es un vale de alimentos a domicilio para 3 personas, solo llame al número… y se le hará llegar a su domicilio, con aprecio sincero, su vecino de al lado”. Lo recogió entre lágrimas conmovido por una acción silenciosa que le arrojaba un rayito de luz que le hacía tanta falta…
Para muchas personas la sola idea de asistir a una iglesia en donde se profesa una fe diferente a la que ya tiene o a la que le enseñaron en casa, simplemente es imposible. Para ellos esto significaría rechazar las enseñanzas del hogar o faltarle el respeto a su iglesia, o bien tiene temor a la crítica social y al juicio de los cercanos; bajo estas justificaciones miles y millones de personas fallecen lentamente faltos de esperanza.
Hay un viejo refrán que dice: “si la montaña no viene a ti, ve a la montaña”. No se trata de ir y sacar por la fuerza a tu familiar, amigo o vecino y arrastrarlo hasta las puertas de la iglesia, sino llevarle a través de sencillas acciones muestras de esperanza que pueda ir abrazando lentamente hasta encontrar la convicción en su corazón. El Espíritu Santo es experto en tomar nuestras intenciones para con otros y actúa de forma sigilosa pero contundente en la voluntad humana.
Hay momentos en la vida de las personas que causan emociones más intensas y justo cuando se atraviesa por una situación atípica es cuando hay mucha más sensibilidad para aceptar, escuchar o reconocer lo que está frente a ellos.
Será importante estar atento a lo que sucede a nuestro alrededor, no hacer ojos ciegos a la vida de los demás. Toma en cuenta algunas recomendaciones que puedes poner en práctica y aprovechar esos momentos para llevar un poco de esperanza hasta sus puertas:
1. Nació un nuevo bebé:
No vayas con las manos vacías, además de un obsequio para el bebé, haz una breve
carta para la madre, compártele palabras de apoyo, para ella comenzará una nueva
etapa en su vida y en ese momento es posible que esté temerosa o preocupada por el
futuro y seguridad de su pequeño o pequeña. Agrega una comida preparada o una
canasta de fruta, seguro que su corazón quedará agradecido y conmovido.
2. La pérdida de un ser querido:
Cuando el dolor de la separación de un ser amado se presenta, la familia experimenta
dolor e incertidumbre por el futuro, muchas personas, amigos y conocidos llegan a
presentar sus respetos con flores y alimentos, tú puedes actuar de manera diferente:
Asegúrate de que el auto de la familia esté limpio, pon saldo a su teléfono (se usa
demasiado en esos momentos), ayúdales a barrer el exterior de su casa y después de
algunos días, visítalos con algún alimento caliente. La mayoría de las personas les
acompañará durante 10 o 15 días, después de eso seguirán con sus vidas, pero para
los dolientes, el duelo apenas ha comenzado, acompáñalos, llámales, visítales siempre
respetando su privacidad y con discreción. Ora por ellos y con ellos si te lo permiten.
3. Un enfermo en casa:
La enfermedad no siempre es pasajera, en ocasiones llega y se queda causando
mucha tristeza en el hogar. El dolor y el sufrimiento es muy real, a nadie le gusta ver
sufrir a alguien que ama, además del desgaste físico y económico de la familia, muchas
veces se preguntarán ¿por qué a nosotros? No tenemos respuestas lo suficientemente
convincentes cuando se enfrenta la tristeza y la frustración de no poder hacer lo
suficiente para regresar la salud a alguien. No podemos quedarnos solo como
espectadores lamentando la suerte de ellos, (un día podrías ser tú). Haz presencia a
través de mensajes, comida o apoyo económico dentro de tus posibilidades. De vez en
cuando un mensaje, una tarjeta debajo de la puerta. Toma en cuenta respetar la
privacidad y solo que seas invitado a entrar o a orar, hazlo, de lo contrario sigue
llevando muestra de amor que alimenten su esperanza y aligere sus cargas.
Hay muchas otras circunstancias que pueden presentarse, siempre pídele a Dios sabiduría para actuar de manera eficiente y creativa, la oración intercesora es poderosa, ¡practícala! Y deja que el espíritu Santo haga su trabajo. Quizá no te toque ver los frutos de tu apoyo o intervención, no actúes esperando que así sea o terminarás frustrado. Siembra, siembra, siembra semillas de esperanza, el Señor las hará germinar.